Después de vencer al Real Madrid en la Copa del Rey el miércoles, el pujante Atlético de Madrid asalta el domingo en la Liga Española el estadio del Barcelona, en momento de máxima inestabilidad para la entidad catalana.
Los azulgranas, tras perder 1-0 en cancha de la Real Sociedad por la anterior fecha liguera, vieron cómo la relación entre el astro argentino Lionel Messi y el entrenador, Luis Enrique, se deterioraba hasta tal punto que el presidente, Josep Maria Bartomeu, se sintió forzado el miércoles a convocar elecciones para el final de temporada.
El equipo dirigido por el argentino Diego Simeone tampoco pierde con el Barsa desde mayo de 2013 y regresa al estadio donde se proclamó campeón del torneo pasado, cuando validó un empate por 1-1 en la última fecha. Se presenta, además, reforzado con el fichaje del goleador Fernando Torres, de vuelta al club donde se crió, y la más reciente incorporación del talentoso volante Rubén Gracia "Cani", cedido por el Villarreal.
Este partido se jugará el próximo domingo 11 de enero a partir de las 21:00 horas (tiempo de España) y 14:00 horas (México) en el Estadio Camp Nou, de Barcelona. El último, un 1-1 en el estadio azulgrana el 17 de mayo de 2014, sentenció el décimo título de Liga BBVA de la historia del Atlético de Madrid, que mantiene el espíritu competitivo, la mentalidad ganadora, el sentido colectivo del juego y la firmeza defensiva que le dirigió hace ocho meses a un éxito enorme en el mismo escenario del duelo de mañana.
Ahí le espera de nuevo el Barcelona, que, futbolísticamente, está pendiente de Jérémy Mathieu y de Xavi Hernández. El francés se ha entrenado con el grupo, pero no así el capitán azulgrana, quien será baja para el partido ante los colchoneros. Pero más que los jugadores, la principal duda que plantea Luis Enrique es el sistema de juego que utilizará ante el equipo de Simeone. El asturiano varió su dibujo en alguno de los partidos importantes disputados hasta ahora y en el caso del encuentro europeo ante el Paris Saint Germain con un resultado óptimo.
Frente a los de Laurent Blanc planteó un 3-4-3, en un partido en el que no podía jugar Dani Alves y, como en el Bernabéu, volvió a sacrificar a Jordi Alba. Apostó entonces por un doble pivote formado por Busquets y Mascherano; una tripleta de centrales atrás (Bartra, Piqué y Mathieu), Pedro como carrilero por la derecha, Iniesta en la creación y Messi por detrás de Suárez y Neymar.
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